Antony Santos Bachatero
La era moderna de la Bachata
fue anunciada por la incorporación, hecha por Blas Durán, de la guitarra
eléctrica a la música en 1987. Todo el grupo de bachateros que siguió
los pasos de Durán — Luis Vargas, Raulín Rodriguez, Antony Santos, Juan
Bautista—tuvo un rol en la definición de la forma en la que suena la
música hoy en día. Sin embargo, no existe ningún argumento de que el
bachatero más influyente en el establecimiento del estilo moderno, así
como posiblemente el bachatero más exitoso comercialmente de todos los
tiempos, ha sido Antony Santos.
Santos viene de la misma región, situada en el límite norte con Haití, que Luis Vargas y Raulín Rodríguez, y todos ellos trabajaron el uno con el otro en numerosas ocasiones. Santos comenzó como el güirero en el grupo de Luis Vargas cuando Vargas comenzaba a hacerse conocer con merengues de doble sentido que imitaron Blas Durán y Eladio Romero Santos. Dejó el grupo de Vargas debido a diferencias personales entre ambos, y grabó su primera producción, La chupadera, en 1991. El casete (en ese momento la bachata aún no estaba disponible en CDs, lo que en cierto modo podría haber sido demasiado costoso para la audiencia tradicional de la música) incluía un número de canciones de doble sentido como “La parcela”, “La passola” y “El behuco”. La interpretación que ayudó a definir el comienzo de una nueva era en la bachata, sin embargo, fue una canción estrictamente romántica la que llegó a ser un gran éxito entre bachateros tradicionales y público en general: “Voy pa’lla”. La canción fue una de las primeras bachatas “eléctricas” importantes que no se basaron en doble sentido sexual, y alcanzó la audiencia más amplia que probablemente ninguna otra canción grabada en el género hasta ese momento.
Antony Santos fue justamente, el músico apropiado en el lugar apropiado y en el momento apropiado durante la historia de la bachata. Aunque la bachata “Voy pa’lla” fue la que lo hizo famoso originalmente, Santos tuvo tanto éxito con los merengues en sus grabaciones como con las bachatas. Este gran énfasis en el merengue fue decisivo, permitiendo que la bachata alcance una audiencia más grande, porque muchos dominicanos, que aún no estaban dispuestos a dejar de lado estigma tradicional contra la bachata, no sabían cómo bailarla. Los merengues de Santos eran accesibles al público Dominicano en general, y algunos de sus mayores éxitos fueron merengues.
Aunque la bachata moderna no comienza con Santos, las innovaciones que él y su grupo introdujeron al género fueron extremadamente importantes en la definición su estilo actual. Anteriormente, los guitarristas principales como Edilio Paredes y Augusto Santos tocaban hacia arriba con sus dedos usando un estilo florido y melódico; incluso Jesús Martínez, el guitarrista principal pionero de Blas Durán, usaba sus dedos para tocar aunque de modo más sencillo. Antony Santos, siguió el ejemplo de su mentor Luis Vargas y de Eladio Romero Santos tocando las cuerdas hacia abajo, con un toque de pulgar. El estilo resultante fue más sencillo y más rítmico, y le dio a la bachata un sonido que se reconoce inmediatamente cuando se la compara con otros tipos de música de guitarra Latina. Mientras tanto, la bachata que Santos grababa comenzó a reflejar, más y más, la influencia de sus merengues. Su músico encargado del bongo tocaba el instrumento con dos palos, en lugar de hacerlo con sus manos, y muchos de los cambios tenían una sensación de merengue. Además, el grupo desarrolló una sección de mambo en la que la güira toca un patrón típico del merengue y el bajo toca un patrón derivado de la sección de cha-cha-cha del bolero tradicional. En los merengues mismos, el ritmo de la tambora tradicional fue remplazado por una versión simplificada de “caballito”, el ritmo que se hizo popular a través de orquestas de merengue como Los Hermanos Rosario.
Mientras la década de los 1990s continuaba, Santos fue consistentemente exitoso tanto con sus bachatas como con sus merengues, y los patrones rítmicos que desarrolló su grupo para las diferentes secciones de la canción llegaron a ser el estándar para el género. Y mientras otros bachateros llegaban y pasaban, Santos continuaba prosperando, eclipsando a su rival y ex - mentor Luis Vargas, entre otros. Muchas de las canciones de Santos llegaron a ser clásicos de la bachata moderna, tanto que una lista de ellas podría leerse como una lista de prácticamente todo lo que él grabó durante los 1990s. Algunas de sus canciones más importantes durante este periodo fueron sus merengues “El perrito”; “Me voy a morir”; “Déjame entrar”; “La batalla”, y “Quililín quililán”. Entre las tantas bachatas históricas que Santos grabó durante los 1990s se encuentran “Corazón culpable”, “Quien te engañó”, “Consejo de padre”, “Durmiendo solo” y “Pégame tu vicio”.
En El balazo del año 2001, Santos comenzó a experimentar nuevamente, al incorporar un teclado eléctrico a sus merengues, una innovación ligera que no cambió significativamente la música. En la siguiente grabación, Juego de amor, incluyó saxofones e hizo aparecer el teclado en el mix. El nuevo sonido no recibió aprobaciones alentadoras de la audiencia tradicional de bachata; para este momento, los bachateros habían reducido drásticamente el número de merengues que estaban grabando ya que la bachata creció en popularidad dando saltos y brincos, de modo que los fanáticos del merengue de cuerda tenían a Santos como el único de quien depender. Su incorporación de saxofones y piano pareció haber lastimado la popularidad de sus más recientes grabaciones, aunque las bachatas en ellas, incluyendo “La jaula de oro” y “Ay, ay, ay” (grabada en vivo), fueron bien recibidas.
En este momento, Antony Santos es el estadista mayor de la bachata. Para muchos bachateros jóvenes, no familiarizados con Blas Duran, la música de Santos representa el lugar de inicio de la bachata moderna. El hecho de que él aún esté activo y exitoso ayuda a consolidar su importancia en la mente de la audiencia de la bachata de hoy. A pesar de que Santos no fue de hecho responsable por las innovaciones que guiaron a la modernización de la bachata, por lo cual debemos acreditar a Durán y a su guitarrista principal Jesús Martínez, él es incuestionablemente la figura más importante en el establecimiento de las normas del estilo moderno. De la misma manera, la popularidad de Santos se mantiene tan extensa como su influencia—en una gira poco frecuente de los Estados Unidos en el año 2004, se dice que tuvo más de 45 compromisos en un mes y que llevo a casa aproximadamente $200,000.
Santos viene de la misma región, situada en el límite norte con Haití, que Luis Vargas y Raulín Rodríguez, y todos ellos trabajaron el uno con el otro en numerosas ocasiones. Santos comenzó como el güirero en el grupo de Luis Vargas cuando Vargas comenzaba a hacerse conocer con merengues de doble sentido que imitaron Blas Durán y Eladio Romero Santos. Dejó el grupo de Vargas debido a diferencias personales entre ambos, y grabó su primera producción, La chupadera, en 1991. El casete (en ese momento la bachata aún no estaba disponible en CDs, lo que en cierto modo podría haber sido demasiado costoso para la audiencia tradicional de la música) incluía un número de canciones de doble sentido como “La parcela”, “La passola” y “El behuco”. La interpretación que ayudó a definir el comienzo de una nueva era en la bachata, sin embargo, fue una canción estrictamente romántica la que llegó a ser un gran éxito entre bachateros tradicionales y público en general: “Voy pa’lla”. La canción fue una de las primeras bachatas “eléctricas” importantes que no se basaron en doble sentido sexual, y alcanzó la audiencia más amplia que probablemente ninguna otra canción grabada en el género hasta ese momento.
Antony Santos fue justamente, el músico apropiado en el lugar apropiado y en el momento apropiado durante la historia de la bachata. Aunque la bachata “Voy pa’lla” fue la que lo hizo famoso originalmente, Santos tuvo tanto éxito con los merengues en sus grabaciones como con las bachatas. Este gran énfasis en el merengue fue decisivo, permitiendo que la bachata alcance una audiencia más grande, porque muchos dominicanos, que aún no estaban dispuestos a dejar de lado estigma tradicional contra la bachata, no sabían cómo bailarla. Los merengues de Santos eran accesibles al público Dominicano en general, y algunos de sus mayores éxitos fueron merengues.
Aunque la bachata moderna no comienza con Santos, las innovaciones que él y su grupo introdujeron al género fueron extremadamente importantes en la definición su estilo actual. Anteriormente, los guitarristas principales como Edilio Paredes y Augusto Santos tocaban hacia arriba con sus dedos usando un estilo florido y melódico; incluso Jesús Martínez, el guitarrista principal pionero de Blas Durán, usaba sus dedos para tocar aunque de modo más sencillo. Antony Santos, siguió el ejemplo de su mentor Luis Vargas y de Eladio Romero Santos tocando las cuerdas hacia abajo, con un toque de pulgar. El estilo resultante fue más sencillo y más rítmico, y le dio a la bachata un sonido que se reconoce inmediatamente cuando se la compara con otros tipos de música de guitarra Latina. Mientras tanto, la bachata que Santos grababa comenzó a reflejar, más y más, la influencia de sus merengues. Su músico encargado del bongo tocaba el instrumento con dos palos, en lugar de hacerlo con sus manos, y muchos de los cambios tenían una sensación de merengue. Además, el grupo desarrolló una sección de mambo en la que la güira toca un patrón típico del merengue y el bajo toca un patrón derivado de la sección de cha-cha-cha del bolero tradicional. En los merengues mismos, el ritmo de la tambora tradicional fue remplazado por una versión simplificada de “caballito”, el ritmo que se hizo popular a través de orquestas de merengue como Los Hermanos Rosario.
Mientras la década de los 1990s continuaba, Santos fue consistentemente exitoso tanto con sus bachatas como con sus merengues, y los patrones rítmicos que desarrolló su grupo para las diferentes secciones de la canción llegaron a ser el estándar para el género. Y mientras otros bachateros llegaban y pasaban, Santos continuaba prosperando, eclipsando a su rival y ex - mentor Luis Vargas, entre otros. Muchas de las canciones de Santos llegaron a ser clásicos de la bachata moderna, tanto que una lista de ellas podría leerse como una lista de prácticamente todo lo que él grabó durante los 1990s. Algunas de sus canciones más importantes durante este periodo fueron sus merengues “El perrito”; “Me voy a morir”; “Déjame entrar”; “La batalla”, y “Quililín quililán”. Entre las tantas bachatas históricas que Santos grabó durante los 1990s se encuentran “Corazón culpable”, “Quien te engañó”, “Consejo de padre”, “Durmiendo solo” y “Pégame tu vicio”.
En El balazo del año 2001, Santos comenzó a experimentar nuevamente, al incorporar un teclado eléctrico a sus merengues, una innovación ligera que no cambió significativamente la música. En la siguiente grabación, Juego de amor, incluyó saxofones e hizo aparecer el teclado en el mix. El nuevo sonido no recibió aprobaciones alentadoras de la audiencia tradicional de bachata; para este momento, los bachateros habían reducido drásticamente el número de merengues que estaban grabando ya que la bachata creció en popularidad dando saltos y brincos, de modo que los fanáticos del merengue de cuerda tenían a Santos como el único de quien depender. Su incorporación de saxofones y piano pareció haber lastimado la popularidad de sus más recientes grabaciones, aunque las bachatas en ellas, incluyendo “La jaula de oro” y “Ay, ay, ay” (grabada en vivo), fueron bien recibidas.
En este momento, Antony Santos es el estadista mayor de la bachata. Para muchos bachateros jóvenes, no familiarizados con Blas Duran, la música de Santos representa el lugar de inicio de la bachata moderna. El hecho de que él aún esté activo y exitoso ayuda a consolidar su importancia en la mente de la audiencia de la bachata de hoy. A pesar de que Santos no fue de hecho responsable por las innovaciones que guiaron a la modernización de la bachata, por lo cual debemos acreditar a Durán y a su guitarrista principal Jesús Martínez, él es incuestionablemente la figura más importante en el establecimiento de las normas del estilo moderno. De la misma manera, la popularidad de Santos se mantiene tan extensa como su influencia—en una gira poco frecuente de los Estados Unidos en el año 2004, se dice que tuvo más de 45 compromisos en un mes y que llevo a casa aproximadamente $200,000.
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